viernes, 31 de diciembre de 2010

Feliz Navidad Guerrillera

Duele, duele, duele duele DUELE.
Pero te miento.
Tiño mi vida de rojo,
Rojo sangre.
Rojo como el dolor,
Rojo como lo que siento.
Rojo.
Te quiero.

sábado, 25 de diciembre de 2010

Él.

Bueno, qué decir de él, que me vuelve loca,
que me tiene horas y horas soñando,
horas y horas pensando,
días y días deseándolo.
Que ahogo los te quieros que necesito decirle,
los ahogo dentro,
para que cuando salga alguno,
lo haga con fuerza, que le deje impactado,
que se quede pensando
y se dé cuenta de que soy la única que piensa así en él
Que soy la única que le utiliza para respirar.
Que soy la única que utiliza su recuerdo para vivir.
Que soy la única que... que...
es imposible que nadie sienta esto...
Que es imposible... que nadie te... sienta así...
te quiero... te quiero... te quiero.
te echo de menos.

martes, 21 de diciembre de 2010

Fight

Me pinto marcas en la cara, 
Me disfrazo de guerra para buscarte,
Y cuando estoy aplastada, chafada, 
moribunda...
Me pregunto que de qué sirve luchar por ti.
Me pregunto de qué sirve pensarte tanto tiempo,
Me pregunto que qué más puedo hacer para que me mires,
Para que te sientas orgulloso de lo que estoy haciendo por tenerte.
He tirado mis sentimientos por el suelo y no me queda otra que romperlos.
Pisar las ilusiones.
Quemarlas.
Pero no tengo fuerza. No tengo fuerza para nada.
No tengo fuerzas ni para pensar en qué decirte,
No tengo palabras para explicarte por qué me rindo...
Y me miras, como haces siempre,
y te das cuenta de que te observo.
Te das cuenta de que duele.
Y las heridas sanan, las fuerzas se reponen,
Y me río, y te miro,
y me doy cuenta de que
merece la pena caer, abrir brechas, 
sangrar, llorar y gritar por ti.
Voy a luchar hasta que tu mirada no me reviva.
Voy a pelear hasta que no quede nadie, 
nadie que pueda derrotarme
Nadie que pueda decirme que 
nunca
serás
mío.
Por que Nadie
tiene derecho a hacerlo.
Esto es La guerra.
"¿De qué me sirve luchar por ti si no puedo tenerte?"
No tiene explicación, Simplemente sirve.

Y

No soy nada. No soy nadie. Nunca lo seré.
No me sirve de nada quererte.
Mentira.
No.
Joder.

lunes, 20 de diciembre de 2010

Class.

Me levanto y te pienso, Y no sé... Me duele.
Me duele no poder verte,
Y cuento las horas que quedan para poder hablarte...
Y sonrío. Sonrío por que me has llamado,
Sonrío por que existes...
Y llamas otra vez.
Pero no puedo tocarte y me agobio,
por no poder tenerte.
Y me encanta tu ego,
me encanta ver las caras que pones
cuando te respondo y te quedas callado...
Aunque no es así como quiero callarte.
Quiero... Besarte.
Me da igual todo si puedo besarte.
Me basta con poder abrazarte fuerte,
Y decirte que te quiero... y que sonrías.
Dibujar tu sonrisa... es lo único que deseo.
Bueno, miento. Eres tu lo que quiero.
Quiero tu prepotencia y tu mirada,
Quiero encontrar tus puntos débiles
Y protegerlos para que nadie te haga daño.
Quiero ser egoísta. Pero sólo para ti.
Que sólo seamos nosotros.
Separados por miles de kilómetros,
Pero latiendo al mismo tiempo.
Y te miro... y me miras...
Y me gustas...
Me quemas.
Me aceleras.
Me relajas.
Me hipnotizas...
Te quiero, Te quiero, Te odio.

domingo, 19 de diciembre de 2010

D.

No puedo parar de mirarte. No puedo. Eres idiota, me encantas.
Me gustan tus ojos, tu cuello,
Tus labios, tu voz.
Te... te muerdes el labio...
Y miras al frente.
Me da envidia, por que no soy yo a quien miras...
Te odio.
Quiero ser yo la que toca tu cuerpo y no esa estúpida camiseta,
Quiero ser yo la compositora de la música que escuches,
Recorrer con la lengua el camino que se marca por tu cuello...
Quiero aprenderme de memoria cada parte de tu cuerpo,
Que quiero
Dibujar
tu sonrisa
con mis manos.

jueves, 16 de diciembre de 2010

.

Estúpida e Inútil=Amaya.

.

Piensas que lo hago a caso hecho, que quiero hacerte daño,
Y lo que no entiendes es que vendería mi alma para volver a escucharte reírte de mi acento.
Quiero volver a verte reír.
Quiero volver a verte perdido en tus pensamientos.
Soy egoísta,
estúpida,
Contradictoria.
¿Y qué? Tú me vuelves contradictoria, estúpida y egoísta.
Por que me gustas, idiota. Me vuelves repelente.
No entiendes dos sentimientos paralelos.
Quizás lo que no te he dicho, es que te prefiero a ti.
Que me gustas más, mil veces más.
Pero que sería una estupidez aceptarlo y quedarse como si nada.
Por que tu ya tenias unos sentimientos y una vida estructurada antes de que apareciera yo.
Perdóname por hacerme una idea equivocada, por mal pensar.
Por tener miedo.
Miedo.
Quería que supieras que me he odiado a mi misma cuando he pisado la calle.
Me he odiado por que sabía qué iba a hacer.
He querido salir corriendo. O llorar.
Un tío se ha puesto a decirme cosas raras por la calle,
Y no eras tú riéndote de mi.
Que qué quiero...
buena pregunta.
No lo sé.
Sé que estas aquí...
en mi cabeza.
Y también sé que te vas.
Que ya te has ido.
Que sólo me queda llorar los recuerdos.
Entenderé que me odies, Lo juro.
Nunca te echaré en cara si decides irte tan lejos como desees.
Por que es tu decisión. Por que me encantan tus decisiones.
Por que se me ha olvidado tu voz.
Se me ha olvidado cómo pronuncias "Tontorrona".
Se me ha olvidado de qué me sirve recordar el color de tus ojos o llamarte por tu nombre.
Explícame por qué estoy llorando.
Explícamelo tu por que yo no lo entiendo.
No me entiendo.
No sé qué hago.
Joder
que asco.

jueves, 9 de diciembre de 2010

Uf,Uf,Uf.

Solo una vez, por favor, sólo una,
despacio, despacio y contigo.
"-Odio tus manos.
-¿Por qué?
-Por que tiemblan y se ponen en medio"
¿Por qué no me besas hasta que duela?
Hasta desgastarme, Hasta que sólo se oigan respiraciones irregulares,
hasta que lo único que saga por nuestras bocas sean suspiros y gemidos apagados...
Fuerte, como tus brazos, entre ellos.
Que tus dedos recorran con malicia cada parte de mi cuerpo, 
Ah... Sentir, sentir todo y nada, 
que se resienten los muelles de la cama, 
Dios... Tienes que ser mío. 

Prohibido.

Y te imagino mordiéndote el labio, respirando fuerte bajo las sábanas, pensando en algo que te hace sonreír.
Y los deseos de correr miles de kilómetros me arden con furia por dentro,
De ir y acariciarte, mirarte...
Ser yo la imagen que te haga sudar,
Ser yo la llama que te encienda.
Me pones, y lo sabes.

domingo, 25 de julio de 2010

Apocalipsis

Estando sentada en el balcón de mi residencia de verano, Una ráfaga de aire golpea las casas. Cierro el portátil, me levanto y miro hacia la calle. Hay cosas volando que nunca imaginé que vería, un vestido de lunares deshaciéndose en trozos. Zapatos. La luz de las altas farolas empieza a titubear. El temor de la gente se enciende a medida que las luces se van apagando. Se oyen gritos.
Entro a casa rápidamente, pregunto a mis padres que si han visto eso, pero realmente, no recuerdo haberles visto desde hace un tiempo. No obtengo respuesta.
Alguien que no conozco sale de mi cuarto.
- Tenemos que irnos de aquí.
Me agarra de la mano y me arrastra hacia la calle. Los objetos siguen volando y ascendiendo como si fuera la cosa más natural del mundo. Recorremos las calles al paso más rápido que nos permite el viento.
¿Dónde estamos?
Es un garaje, un Garaje que aún huele a pintura. Paredes blancas, puerta metálica, abierta. Es una estancia muy amplia y realmente vacía, juraría que ya había estado allí. No recuerdo haber entrado, y lo que veo a través de la puerta no me demuestra lo contrario. Hace sol. No hay viento. No hay vestidos de lunares volando. Viene alguien. Un hombre muy alto, con un traje azul muy llamativo y excéntrico. Se agacha para mirar por la puerta. Se va. No dice nada, hemos pasado desapercibidos, estamos escondidos detrás de un coche. ¿De dónde ha salido este coche?
Me vuelve a coger de la mano y me arrastra por la puerta, que ya no da a la calle, si no a mi residencia de verano, un poco cambiada, con colores más pálidos. ¿Cómo es posible? 
No entiendo el por qué, pero ella se empeña en que tenemos que escondernos de la gente que hay en la casa,    
a la que, por cierto, no he visto nunca. Nos escondemos debajo de la cama de matrimonio, desde allí abajo la residencia no tiene el mismo aspecto que desde fuera. Es más, tan siquiera es la misma. Un hombre gordo, sonrosado y con pelo blanco se acerca a la habitación, tenemos que salir de allí. ¿Dónde está mi compañera? Ha desaparecido. Estoy sola bajo la cama. Salgo evitando que me vean, la casa vuelve a ser la misma. corro hacia mi cuarto y me escondo bajo una de las literas. Maldición, desde la puerta se me ve. Agarro una toalla que hay tirada detrás de mi y me cubro. Como si eso pudiera hacerme invisible...
Y lo hace. Una chica de mi edad, de rasgos asiáticos, pasa por delante de la puerta, mira hacia donde yo estoy. Y justo cuando pensaba que me había visto, se marcha. Me levanto, la veo en la puerta de la otra habitación, hablando con el hombre. Desde donde estoy veo la puerta de la entrada. Miro a la chica y salgo corriendo. Justo entonces se da la vuelta. Lo justo para verme salir. 
Al traspasar la cortina me encuentro un pasillo hacia mi derecha, no muy largo, que da a otra casa. Es un pasillo al aire libre, pero en alto. Un primer piso. Lo recorro a paso rápido y entro en la residencia... o eso creía yo. La chica asiática atraviesa la cortina, me mira, abre la boca para decir algo, pero no le da tiempo, por que yo ya no estoy allí, estoy en el garaje, que ahora es negro, está oscuro y tiene rejas. Ahora es una prisión. Hay alguien a mi lado. Es un chico. Un chico al que conozco, pero no sé muy bien de qué ni cómo se llama. Me dice que me acerque... Y yo lo hago. El corazón me late muy rápido, quizás demasiado, no sé por qué. Su cara se sitúa a un palmo de la mía. Tiene el pelo un poco largo. Tengo muchísimas ganas de besarle, necesito hacerlo, pero espero una señal. 
Entonces alguien aparece. Nos separa, se lo lleva durante media hora, y cuando vuelve, su pelo se ha convertido en una fina capa que recubre su cabeza. Ya no hay melena, ahora se le ve mas bello que antes. Noto su respiración en mi rostro, estamos muy cerca. 
Mi mano acaricia su cara y sus ojos se cierran.
Nuestros labios casi se rozan, pero él abre los ojos, que brillan con luces blancas, y hace un gesto que me indica que no estaría bien que hiciéramos eso. ¿Por qué no habla? Poco a poco me alejo de él, pero yo no quiero, lucho por evitarlo, y entonces, me veo a mi misma. Desapareciendo en la oscuridad, alejándome de él. Gritando que le quiero, que no me deje sola. 
Entonces la luz del sol ha entrado por mi ventana. He despertado con un sueño en mente. Y todavía no sé cómo se llama.